Hace 7 años | Por viajeroWeb a publico.es
Publicado hace 7 años por viajeroWeb a publico.es

El periodista François Ruffin, con su ‘tragicomedia’ documental ‘¡Gracias, jefe!’, destapa las vergüenzas de Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia y desde ahora también un cazador cazado.

Comentarios

D

Sabes que estamos en la época dorada del periodismo cuando el redactor solo puede expresar la noticia incluyendo la expresión "patada en el culo".

Y lo peor es que no tiene que ver con la noticia. Lo que le pasa a Bernard Arnault es que le desacreditan o desenmascaran. Pero no le dan ninguna patada en el culo. Ni real, ni metafórica, ni simulada.

Nos quejamos del nivel de los políticos, pero el de los periodistas es casi siempre pésimo.

D

#4 Quizá es una referencia a algo de la película, tampoco Público destaca especialmente como ejemplo de periodismo.

comunerodecastilla

#4 Pero no le dan ninguna patada en el culo. Ni real, ni metafórica, ni simulada.

Creo que estas pasando por alto el significado de las comillas. ☝

Django33

Es duro ser rico. Igual ahora la gente ya no le dirige la palabra cuando se crucen con los cristales tintados de su limusina. Probablemente necesite unas vacaciones en alguna isla privada de superlujo en el Caribe para superar un golpe tan duro. Menos mal que él SÍ puede permitírselo.

D

#1 #2 #3 A él se la pelará quedar como el malo porque en sus círculos sociales solo se valora el dinero, la ética es de losers, pero que sus marcas aparezcan asociadas a esto dañará ligeramente su bolsillo y eso le joderá más. Además no se trata de joder a un individuo concreto sino de que la sociedad se conciencie y esto produzca cambios a la larga, estas cosas acojonan a todas las grandes fortunas.

D

El pobre debe estar destrozado

cromax

No está de más dejar las vergüenzas de los super ricos al desnudo, pero mucho me temo que les importa bastante poco.
A ver si alguno se cree que Ortega, por poner un ejemplo, no sabe que las prendas que vende en Zara son producidas en condiciones casi de esclavitud en Marruecos o Turquía. Y el fundador de Ikea vive en Suiza porque le gusta el chocolate y los buenos relojes. Y seguro que no se le mueve ni un pelo por ser unos canallas comprobados.