Publicado hace 11 años por panpoga a doshermanasdiariodigital.com

El dueño del bar Coyote, situado durante poco más de un año en el número 67 de la Avenida de España de Dos Hermanas, ha sido condenado en sentencia firme a una pena de cuatro años de cárcel por contaminación acústica, según una sentencia del Tribunal Supremo en la que confirma un pronunciamiento anterior de la Audiencia Provincial de Sevilla de marzo de 2012. Este fallo implica el ingreso en prisión del condenado.

Comentarios

Tomaydaca

Hay que respetar a los vecinos de todas las molestias que se originan, ya sean bares, terrazas, pubs talleres, tiendas, etc. etc. que por el hecho de pagar una matrícula se creen que tienen campo libre para molestar a cualquier hora.

chapulina

Que cunda el ejemplo, como dice #1, algunos parece que tienen vía libre para hacer lo que les dé la gana. Llega la hora, echan el cierre y la gente sigue dentro. De todas formas a los locales "amigos", a esos, nunca les pasa nada, hagan lo que hagan.

D

Blesa en la calle

c

Esos desastres se hacen con la complicidad de los ayuntamientos.

Me pregunto si los clientes de esos locales no se dan cuenta de que si incumplen las normas que se ven, como horarios de cierre, tampoco cumplirán las normas de higiene, por ejemplo.

c

Con la que está cayendo y que no tengamos noticias de cuatro años de prisión para los que son culpables de tanto suicidio por perdida de su hogar, de su empleo, de su olla para dar de comer a sus hijos...

Por supuesto que el ruido es insoportable, pero de verdad que me cuesta leer la palabra prisión para los ruidosos vecinos del bar de abajo y sus clientes los de la botellona, si antes no leo la noticia de la prisión para los culpables de esas otras atrocidades de allá arriba. Las del párrafo anterior.

D

¿No seria mas fácil que el ayuntamiento se lo hubiera cerrado y revocado la licencia?, quiero suponer que hay técnicos de sobra en ese consistorio para hacer las pruebas necesarias.

Elsie

Yo vivo cerca de una zona universitaria, en la que hay un montón de terrazas. La mitad de las veces, los municipales no vienen, y las otras se quedan mirando los bares, como las vacas al tren.

Llegado el punto, yo estoy acostumbrado a las guardias, me quedo dormido en la punta de un alfiler y durante años he pasado bastante del tema. La cosa se complica cuando tienes una enana, y no dejan que descanse.