Este es de los que luego lloran por que no han cotizado para la pensión en su vida y cuando toca jubilarse les queda una mierda y exigen que el resto se lo solucionemos.
Lo que es alucinante es que alguien siga viendo al cabezabuque ese. De la empresa que le emplea mejor ni hablemos: alguien que hubiera perpetrado las fechorías de Antonio no debería volver a ser empleado como periodista nunca más por simple higiene y decoro profesional, pero La Secta y los intereses derechistas a los que sirve ya sabemos que no conocen la ética.