Es el caso de un propulsor diésel de Toyota que, sorprendentemente, en 2025 sigue impulsando vehículos nuevos, casi inalterado desde su lanzamiento a principios de los años 90. Se trata del Toyota 1HZ, un motor que nació con un propósito claro: la durabilidad en las condiciones más extremas. Este motor ha impulsado infinidad de Land Cruiser en el interior de Australia, la sabana africana y Oriente Medio. Agencias humanitarias, fuerzas militares y agricultores de zonas remotas confían en él hoy por la misma razón que en los 90: nunca falla.