Allá por mediados de los 90, cuando se empezó a disparar la furia constructora en nuestro país, se presentó el señor Javier de la Rosa que era un conocido y exitoso empresario y banquero amigo personal del ahora emérito rey, en el despacho del director de financiación inmobiliaria del Banco Pastor en A Coruña. De la Rosa ya no estaba en plantilla del Pastor, su "alma máter" en el mundo de los negocios; hacía años que volaba solo y era ya un hombre muy poderoso e influyente aunque seguía siendo …