Lo fuimos todo y todo nos pertenecía. Toda la narrativa era nuestra. Todo iba bien hasta que dejó de ir. Escribíamos novelas, tramas enteras loando nuestras hazañas, nuestras capacidades, nuestros logros. Todo iba bien hasta que alguien empezó a leernos y descubrió fallos en la narrativa. Tuvimos que borrar, entonces, algunos capítulos, para acercarnos a más a nuestras imagen real. Dio igual. Había gente que siguió mirando y, claro, siguió descubriendo párrafos que no correspondían a la trama. Es...