La crisis económica no respeta ni a los astros millonarios del pop y el rock. En Euskadi la situación no es mejor, como evidencia la creación de una plataforma integrada por casi 60 promotores, responsables de salas y técnicos de la industria musical vasca que exigen a las instituciones que no recorten los presupuestos destinados a cultura y un tratamiento equiparable al del resto de sectores, ya que están en juego más de 1.000 empleos directos. "Es el año más desastroso de nuestra larguísima carrera", asegura Natxo de Felipe, de Oskorri.
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Desde que Amaya Montero dejó La Oreja de Van Gogh, la música vasca ya no es lo mismo.
La culpa es del gobierno, que obliga a la gente a que no vaya a nuestros conciertos.
"La Administración ve la cultura como un adorno, un complemento del que se puede prescindir de manera radical en tiempos de crisis, como se advierte en los presupuestos de espectáculos y fiestas. Por ello, a pesar de que Oskorri no seamos pesimistas, algo que hemos demostrado en nuestros espectáculos, no tenemos esperanza alguna. Les importamos realmente poco y, además, no molestamos demasiado", aclara.