Diecisiete años después de la disolución de la URSS, los empresarios españoles todavía consideran a las ex repúblicas soviéticas como un bloque uniforme y difícil de abordar para los negocios. Pero la realidad está dando lugar a verdaderas potencias emergentes que piden a gritos proveedores que les quieran suministrar todo lo que les falta para seguir creciendo. Quieren comprar, pero a día de hoy en España casi nadie les escucha.
Comentarios
¿y Rusia les deja?
El problema es ¿que les vendemos? ¿ladrillos?
Y al final acabas trabajando para las mafias rusas.