Mañana se gradúan Sara, Lucas y Mussa (los nombres son ficticios), en el centro educativo en el que colaboro. (...) Algunos, los menos, de estos hijos del fracaso escolar (o, en el caso de los inmigrantes, de la escolarización paupérrima), proseguirán su formación; el resto deberá adentrarse en un mercado laboral donde ya llegan tarde, pero no tienen otra alternativa. Ganarán un 66 % menos que los titulados universitarios, una distancia que nunca podrán recuperar porque en sus familias hubo disfunciones, conflictos, estrecheces y pobreza.
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Y si ya habláramos de oficios de "manitas"... un pintor, fontanero o carpintero ganan bastante más que la media de los licenciados a lo largo de su vida profesional.
Equivocamos el foco con aplaudir la enseñanza universitaria. No TODA va a dar la posibilidad de ganarse la vida de ello.
Y si les dices a los estudiantes de muchas carreras que ellos no están allí para buscarse la vida después, te escupirán ( antes de que vengan a decirme que medir la enseñanza universitaria por la empleabilidad no está bien, todo esto haciendo esos comentarios con la barriga llena)