A lo largo de seis décadas de cine, pocas imágenes han resultado tan perdurables como la chica Bond entrando en escena, cautivando al público mientras se encuentra junto al agente secreto más famoso del mundo. Desde las primeras películas hasta los últimos éxitos de taquilla, estos personajes se convirtieron en parte de la identidad visual de James Bond. Su estilo, confianza, peligro y encanto ayudaron a dar forma a lo que se convirtió la franquicia, convirtiéndolas no solo en actores secundarios, sino en figuras culturales por derecho propio.