Ha sido un desplante de niño pequeño intentando hacer quedar mal a Sánchez. Se llena la boca diciendo que no se mete en política, critica a los que lo hacen y va él todo chulo, y en un acto institucional, no se quede aguantar y termina haciendo el ridículo. Dinamita el acto y acaba politizando aún más a la selección. Lo mismo que hacen con la bandera española, politizarla y apropiarse de ella. Ahora parece que solo se pueden alegrar de los triunfos de la selección los españoles de bien, los demás son unos traidores golpistas.
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Carvajal necesita urgente que le lleve al programa el enano pelirrojo para chuparse ambos entre lágrimas.