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Burnout: cuando el trabajo que amas te destruye

Burnout: cuando el trabajo que amas te destruye

El estrés laboral y el síndrome de burnout son riesgos psicosociales graves que afectan especialmente a quienes cuidan de otras personas, generando fatiga, frustración y enfermedades psicosomáticas. Sus causas suelen ser multifactoriales: sobrecarga emocional, horarios extensos, recursos escasos y malas condiciones laborales. En 2017, el TSJ de Andalucía reconoció como accidente de trabajo el burnout sufrido por una directora tras años de sobrecarga, falta de funciones claras y trato desmotivador.

| etiquetas: burnout , rrhh , salud mental , prl , seguridad y salud , empresa , riesgos
El trabajo que amas...

Te tienes que reir.
#1 Te voy a dar un ejemplo...
Yo no tengo un trabajo vocacional pero, en cambio, mi mujer, sí. Ella es profesora de idiomas y adora su profesión...
¿A qué te dedicas tú?
#2 lo que quiere decir 1 es que para estar quemado de tu trabajo no tienes que haberlo amado primero, es indiferente que lo ames o no para terminar harto.
#2 Sin querer ofender a nadie mi comentario se refería a la expresión amar el trabajo. Nunca hubiera usado ese verbo al hablar de trabajo. Te puede gustar más o menos, tener vocación, pero amar, nunca. Para mí es un medio que, en mi caso, me permite vivir dignamente. Soy consciente de que vendo mi tiempo, mi salud y los mejores años de vida a una empresa para poder comprarme una casa, un coche, irme de vacaciones varias veces al año, etc. Es puro interés mutuo. No amor.
#7
Ah, ¿ pero tú no amas a tu empresa ?.
Joer cómo eres ! con gente como tú, tu jefe nunca podrá comprarse otro Ferrari.
Por desgracia los ambientes tóxicos sin demasiado comunes.
Pues imagínate cuando no lo amas y estás hasta los cojones de todo.
Los profesionales sanitarios: médicos, enfermeras, auxiliares,... aman sus profesiones pero debido a los recortes de los politicuchos, están sometidos a agendas y condiciones de trabajo inhumanas. Muchos enferman, cogen la baja, no les sustituyen y empeoran las condiciones de los que resisten, mientras los politicuchos privatizan los servicios uno por uno... Con el tiempo averiguaremos que beneficios obtienen. La corrupción inherente a las privatizaciones son secretos a voces, pero nadie se atreve a denunciar; por eso, -como el caso Montoro-, aparecen mucho más tarde.
Somos probablemente la última (o penúltima) generación que trabaja. Somos la generación de los pringados.
La IA se lo comerá todo. Quedarán poco oficios vivos.
Nos jubilaremos a los 50. O antes.
El concepto de trabajo ya está obsoleto.

menéame