Nada explica por qué hubo de ser García Ortiz quien filtrara el correo en cuestión, y no cualquier otra persona de las muchas que lo conocían. Que el relato imaginado por el instructor en torno a una conspiración entre el fiscal general y la fiscal provincial haya perdido uno de sus dos puntos de apoyo (pues la sala de apelaciones excluyó el procesamiento de esta última), pues da igual... Ha sido el fiscal general solo. En segundo lugar, en el plano del Derecho sustantivo, el instructor se ha empecinado en no contestar a la objeción...