Con su mirada atenta al cambio de piel de un país en tránsito político y moral, la fotógrafa Marisa Flórez ha testimoniado con su cámara cinco décadas cruciales para nuestra historia reciente. «Jamas pensé que sería fotógrafa y mucho menos que viviría de esto», confiesa esta pionera en un oficio muy masculino ejercido durante cinco décadas en las que pasó del mundo analógico al digital con sus cámaras Nikon, Canon y Leica.
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