Dudé mucho antes de verla. Mi corazón me decía que no. No suelo soportar las imágenes crueles y, en realidad, no las necesito para forjarme una opinión sobre un tema. Es importante que se documente, siempre. Es el trabajo del periodista, pero no me atrevo a ver las fotos o la imágenes en las que se ve, por ejemplo, cómo el estado genocida de Israel ha matado, herido o mutilado a no sé cuántos niños, a veces en hospitales, refugios, escuelas. No necesité visitar un matadero para dejar de comer animales. En mi caso, las palabras tienen un gran po