En 1984, Elite rompió todas las reglas conocidas. Fue un título que nació contra pronóstico, sobrevivió al rechazo de las grandes editoriales y acabó reinventando lo que un videojuego podía ser. No solo dibujó naves en 3D cuando casi nadie lo hacía: abrió la puerta a un universo abierto, vivo, con comercio, piratas, contrabando y hasta humor británico escondido en sus descripciones procedurales. Este es el viaje al interior de un casete que parecía inofensivo… pero que contenía un cosmos completo.