La tensión por un posible ataque a las instalaciones nucleares del Irán por parte de Israel o los Estados Unidos ha generado una gran preocupación entre los países árabes del Golfo Pérsico, especialmente por el riesgo de contaminación ambiental y de represalias militares. El temor se ha extendido rápidamente a Omán, Baréin, Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, estados que, además de compartir frontera marítima con Irán, alojan bases militares norteamericanas y dependen especialmente del agua desalinizada del Golfo para abas