Cuando la autohumillación parecía no poder llegar más lejos, llegó la foto de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, claudicando ante el mayor esperpento político del siglo, Donald Trump. Aquí una amiga, una esclava, una sierva, repitió nuestra lideresa ante el señor naranja antes de firmar un amistoso acuerdo comercial consistente en que los europeos pagaremos un 15% por vender nuestros productos en suelo norteamericano, mientras ellos introducirán sus productos en Europa a coste cero, gratis, libres de tasas. Un win-win,