Concurso de microrrelatos de Menéame
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El tema de la semana es «Hermanos»

El tema de la semana es «Hermanos»

Desde Juan Guerra a David Sánchez pasando por Tomás Díaz Ayuso, los hermanos siempre han sido un quebradero de cabeza para los dirigentes políticos. Sombra incómoda o escudo providencial, estorbo o emisario, cada hermano es un personaje secundario que amenaza con robar el foco, un apellido que pesa, una llamada que compromete. Esta semana, el Concurso de Microrrelatos de Menéame propone zambullirse en esas lealtades mal gestionadas, en esos lazos de sangre que, lejos de unir, tiran en direcciones opuestas. Porque en política, como en la literatura, a veces los familiares no se eligen: se heredan.

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El fontanero y la anciana

La fuga se presentaba fácil de solucionar, pero el líquido viscoso y brillante desconcertó al fontanero. Parecía uno de esos potingues con los que jugaba su hija cuando tenía 6 años. Le encantaba la purpurina y el «color unicornio».

Usó el cortatubos con precisión y encontró el atasco precursor de la rotura. Había mucho pelo acumulado. No pertenecían a la anciana que le había requerido. Eran negros, largos y brillantes, como los de su exmujer.

Durante la faena, una llave de paso defectuosa le lanzó un chorro a la cara. No tenía sentido, pero parecía agua salada. Recordó la playa de su pueblo natal, que llevaba tantos años sin visitar.

Ya todo perfectamente ejecutado. Era hora de cobrar. Pero, ¡oh!, ¡seguía saliendo líquido!

—No se preocupe —se adelantó la anciana—. En esta casa no fluye agua, sino vida. Constantemente se va perdiendo. Y muta en recuerdos.

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Media vita in morte sumus

—El festival lo organiza la Unión Europea de Radiodifusión, ¿no?— preguntó Thomas Kinskyn desde Alemania

—Sí, eso mismo —respondió una voz femenina desde Bruselas.

—Pues entonces, ya me diréis qué problema hay en que participe la Televisión Vaticana. El año pasado, llegó San Marino a la final...

—No, si no hay ningún problema real... Es de otro tipo.

—¿De qué tipo?

—Ahora todos los carcas y ultraderechistas votan a Israel, por molestar. ¿Y si les da por votar al Vaticano? —preguntó Jansen desde Noruega.

—Pues ganará el Vaticano. ¿Qué problema hay? Quieren presentar a un grupo de monjes cantando una canción medieval gregoriana...

—Son seis minutos de canción...

—¡Joder, que ese sea nuestro mayor problema! A ver qué hacen contra eso los israelíes —se burló el representante de España.

Alguien se rió desde Italia

—¡Ni siquiera los carcas son infinitos! ¡Probemos!

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Discurso de graduación

Nuestra misión es que los recursos fluyan desde sus orígenes a donde necesitan ser empleados. A veces, hay que calentar esos recursos, y a veces hay que enfriarlos. A veces hay que almacenarlos en grandes bolsas, y a veces hay que dispersarlos en finas partículas para que alcancen mayor superficie o volumen con un consumo inferior.

Además, por razones de todo tipo, las conducciones se obstruyen o alguien, intencionadamente o no, las estrangula, variando la presión, o generando artificialmente abundancia o escasez. Y ahí debemos intervenir nosotros para eliminar los elementos extraños o rectificar las conducciones y su trazado.

Se os llamará fontaneros ya trabajéis con agua, con capital, información o mano de obra. Es igual. Nuestra misión siempre es la misma. Nuestro trabajo es invariable.

Buena suerte ahí fuera.

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El trabajo

Él leyó "Se necesita fontanero…" en el clasificado del periódico, pero las letras siempre se le habían hecho bola, desde pequeño. De todos modos, tomó la dirección y para allá que fue, sus 8 años de experiencia en el sector debían servir para algo.

En la antesala del despacho había ya candidatos esperando, y le pareció raro que se le quedaran mirando con una media sonrisa.

-Buenos días, venía por lo del trabajo-, le dijo a la señorita en la mesa. De nuevo, repaso y media sonrisa…

-Sí, deme su nombre, y espere ahí, le llamaremos.

Mientras esperaba, aprovechó para ver la competencia. Hombre, muy cachas y muy depilados para ser fontaneros… Le llaman:

-Por favor, entre en esa sala y vaya desnudándose.

-¿Cómo? Pero ¿dónde es la avería? ¿En una piscina?

-¿Qué avería? Esto es el casting para una película de adultos, "El fontanero y su desatascador mágico".

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Médium exorcista

Un gorgoteo, un murmullo... Un sistema de fontanería es una red de gargantas que vomitan y tragan, inhalan y exhalan. Nunca me fue mal silenciando silbidos, chasquidos y golpes. He trabajado con organismos de cobre, acero y hasta plomo que largaban auténticas letanías, y los enmudecí a todos.

Decidí reciclarme el día que doña Margarita me llamó para que quitase la válvula de presión y las arandelas que había instalado en su cocina. «Se va a reír de mí, pero me deprimí mucho cuando dejé de escuchar los susurros de mi difunto Paco en el fregadero», me dijo, y yo no me reí.

Ahora, además de fontanero, soy médium exorcista de tuberías.

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El fontanero antropólogo

Ir de casa en casa, violando la intimidad familiar, te pinta el cuadro social. El marido, que sabe perfectamente como reparar la avería, pero que hace el favor de contratarte; su mujer, que te da a entender que es idiota. Los chascarrillos sobre los vecinos, ignorando el hecho de que la rajada es recíproca. Últimamente, el inevitable chistecito sobre los fontaneros de la política. Se puede saber de qué pie cojean, señalando lo corruptos que son esos, o poniendo el énfasis en el todos son iguales. La enésima visita a las cloacas, solo para reafirmar los prejuicios propios.

No todo es polémico. Cuando piden pagar en b o consejos sobre tangar al seguro, hay consenso. Yo, complaciente, accedo a todo y les sugiero, de forma taimada, que soy de los suyos. En mi interior, me veo reflejado en esos otros fontaneros sobre los que pontifican, honrados mercenarios como yo.

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Eurovisión Mark VII

-Y este es el Eurovisión Mark VII, con un nuevo psisensor intraóptico que permite controlar los pensamientos del portador, conexión tri-fi al ministerio europeo de la verdad y un selector de cuatro intensidades, a saber: padefo acojonado, votante indeciso, forofo intenso y gilifacha terminal, al gusto de cada extremismo político, con entradas adicionales para lobistas a comisión y religiones milenarias pendencieras.

-Si bueno, pero lo importante aquí es si lo tienen en color rojo sangre y con extra de tragaderas.

-Ufff, me pide usted imposibles, señora presidenta de la comisión europea.

-Pero lo necesitamos...

-Si, si, entiendo, pero para ese tipo de manipulación igual deberían volver a emitir algún concurso de berridos melódicos. Aquí en Bombardeos sanos para todos, sociedad ilimitada, tenemos una firme ética militar para los negocios y no podemos transigir con ese tipo de peticiones.

-Bueno, ya veo como están las cosas... Pues póngame 750 millones de unidades en colores surtidos... ¿Hacen descuento por volumen?

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Duradero perfume de corrupción

Nadie supo que la somera inspección técnica que hizo Alfredo Ashlam en una fábrica de turbinas, resuelta rápidamente aceptando un mezquino soborno de maletín, provocó uno de los peores accidentes de aviación recordados, en el que casualmente murieron él, su mujer y sus dos hijos menores durante un despreocupado viaje vacacional.

Cuando el juez requirió la documentación de aquella chapucera inspección, simplemente no estaba. Alguien decidió años atrás que tantas pruebas técnicas eran prohibitivas y rellenó los dosieres con papeles vacíos. Se culpó a un tal Gubelkian, responsable del archivo, que fue despedido y acabó indigente y alcoholizado. Su hijo vivió avergonzado creyendo que su progenitor era el culpable de aquellas muertes.

Años después Gubelkian hijo fue elegido presidente de la república. Como medida para evitar casos como el de su padre tomó una decisión radical y legisló contra cualquier tipo de injerencia en la actividad empresarial:

Prohibió las inspecciones.

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El tema de la semana es «Eurovisión»

El tema de la semana es «Eurovisión»

Eurovisión es ese ritual kitsch que une a Europa una vez al año con lentejuelas, fuegos artificiales y coreografías imposibles. Entre gallos, prodigios vocales y discursos de unidad paneuropea, se cuelan a veces historias que merecen más que un estribillo pegadizo. Esta semana, en el concurso de Microrrelatos, afinamos la pluma al compás del televoto y os proponemos sumergiros en ese universo donde todo cabe: la ambición, la vergüenza ajena, los amores imposibles, las venganzas balcánicas y los votos falsos. Adelante, que empiece el espectáculo.

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Cosita de poco (Valdesuei)

Cuando comenzamos nuestra relación asumí que se trataría de algo temporal, de un pasajero amor de verano que, como una inalcanzable golondrina, huiría con la llegada del frío a latitudes más cálidas. Pero el año y medio compartido me hizo albergar ingenuas esperanzas.

Pasaba allí días completos y cuanto más tiempo estaba con aquella familia, más extraña sentía a la mía. Llegué a percibir como propios aquellos pasillos de perennes pisadas blancas y cartones protegiendo el suelo.

El desgaste propio de la convivencia fue haciendo mella a pesar de mi empeño por evitar la rutina: constantemente proponía nuevos cambios o mejoras.

Los silencios incomodos cuando me metía en sus conversaciones sobre las extraescolares de los niños o la celebración de las navidades, me hicieron comprender que para ellos no era más que un simple fontanero; y que era inevitable que nuestra relación acabaría cuando terminase la “reformita” de los baños.

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Otra vida y la misma

Harto de que fuera absolutamente ignorado en sus clases, de que adolescentes de toda índole conocieran sus derechos y ninguna obligación, de que los padres hubieran hecho de los mensajes Mr Wonderful su modo de vida (Mi hijo puede llegar a ser lo que él quiera; Mi hija molesta en clase porque se aburre. Es muy inteligente pero usted no lo sabe), decidió, de una puñetera vez, abandonar una profesión que había ejercido durante más de 20 años. Estaba harto, sí, cansado, hastiado de ser profesor. Tenía claro que quería otra profesión y la que más le gustaba era la de fontanero. Pensaba que tenía los conocimientos y descubrió, poco a poco, que se le daba bien. Arreglaba problemas con mucha celeridad, encontraba soluciones a dificultades que a otros les parecían un mundo. Descubrió, por último, que este trabajo difería poco del de docente: solucionar problemas de mocosos que eran incapaces de asumir sus responsabilidades y culpaban de su ineptitud a todos los demás. Poco a poco se fue haciendo un nombre y no hubo partido político que no lo buscara para que arreglar alguna que otra tubería, alguna que otra inundación.

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El inspector

Tras casi cuarenta años en la empresa, había aprendido a ser eficiente en su trabajo.

Cuando empezó, leía los informes examinando cada detalle e incluso rehacía los cálculos él mismo para comprobar que todo era correcto. Una pérdida de tiempo.

Más adelante, decidió inspeccionar solo las hipótesis y las conclusiones. En las raras ocasiones en que detectaba errores, estos no tenían impacto real. Sus superiores le felicitaron por su aumento de productividad.

En los últimos años, se limitaba a firmar los análisis que le entregaban, con lo que se agilizaba la revisión. Gracias a su entrega se convirtió en el empleado ejemplar.

Esa mañana, un error de diseño en el sistema desencadenó un accidente con más de doscientos muertos. Todos se preguntaron cómo había podido ocurrir algo así.

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El tema de la semana es: «Fontaneros y fontaneras»

El tema de la semana es: «Fontaneros y fontaneras»

Esta semana, en Menéame, celebramos el noble arte de desatascar, ya sea cañerías o tramas políticas. El concurso gira en torno a «fontaneros y fontaneras», una figura que, más allá del mono azul y la llave inglesa, ha cobrado protagonismo en las noticias por obra y gracia de una fontanera mu apañá. Ya sea en clave de Mario Bros, de Nixon o de Ferraz, buscamos noticias que huelan a humedad, apaños en la trastienda o goteras institucionales.

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El microrrelato ganador ha sido: El candidato

El microrrelato ganador ha sido: El candidato

Silvia era la militante más brillante —y también la más atractiva— de las juventudes del partido. Por eso la elegí para aquel trabajo: investigar a Ramírez, que estaba en boca de todos como posible candidato a la presidencia de la Diputación. Nuestros viejos amigos en la policía y la judicatura seguían siendo fieles y extremadamente útiles.
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El microrrelato ganador ha sido: Acércate

El microrrelato ganador ha sido: Acércate

—Hoy da una charla un catedrático que es un crack. Acércate —me dijo mi colega J. Aquel día no tuve tiempo ni de respirar. Llegué tarde, sin haberme podido informar ni siquiera del tema de la conferencia. Me senté junto a mi amigo justo cuando acertaba a oír:
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El microrrelato ganador ha sido: Fontaneros y fontaneras

El microrrelato ganador ha sido: Fontaneros y fontaneras

Raquel cogió otro manojo de pelos y lo tiró al sumidero. Llevaba toda la semana acumulando los que se le caían al ducharse, pero lo que de verdad funcionó fue pelar al perro: esa pelusa fina y grasa había resultado infalible. Abrió una vez más el grifo del fregador para cerciorarse de que no se tragaba ni una gota y llamó a la empresa de fontanería. En menos de una hora enviarían a alguien.
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Los microrrelatos ganadores exaequo han sido: «Lo cóncavo y lo convexo» y «Salvación y condena»

Los microrrelatos ganadores exaequo han sido: «Lo cóncavo y lo convexo» y «Salvación y condena»

Le había llamado «Roberto». Con el timbre infantil de su senilidad había vuelto a confundirle con su hermano. «Yo, que tantos años te sirvo y nunca te desobedecí», rugía con mirada de ira bíblica mientras le retiraba la cuchara de la boca. «Roberto está preso», le recordó, aunque sabía que en vano. Delante tenía a un hombre confuso y en retirada.

menéame