Según la madre, su hijo era víctima constante de bullying por su origen brasileño, color de piel, sobrepeso y por ser nuevo en el colegio. Asegura que ya había sido golpeado, estrangulado, tironeado y humillado en otras ocasiones. Pese a las denuncias previas, la escuela nunca tomó medidas, del mismo modo, minimizó la gravedad, calificándolo como una travesura. Una docente llamo a la madre para informarle que el menor “estaba jugando” y se había lastimado con una puerta, restando importancia al hecho: “le podría haber pasado a cualquier niño”.