#1 Mecagonlaostia! Es de guasa que por mucho que se intenta ridiculizar usando las diferentes versiones de la expresión de tu comentario…. Siempre hay algún madrileño que consigue superarse.
Ánimos y fuerza a todo el montón de madrileños que son gente normal. Vivir con estos vecinos debe ser agotador.
Copio este comentario, que explica muy clarito en que época de autodestrucción estamos: La guerra nuclear ya ha empezado. Y ni nos hemos dado cuenta. Nos han educado para temer a la bomba atómica como si fuera el dedo de Dios: un relámpago que borra ciudades del mapa en segundos. Hiroshima, Nagasaki, el hongo blanco, la luz imposible. Todo eso está grabado a fuego en la imaginación colectiva. Pero la bomba atómica, tal como nos la han vendido, jamás ha existido.
La humanidad no ha logrado nunca hacer estallar una masa crítica de plutonio ni de uranio. Punto. Lo demás es propaganda. Montaje. Efecto psicológico. Lo que se conoce como “bomba atómica” es otra cosa: una bomba sucia, una carga convencional sofisticada que revienta una cámara interior donde hay material radiactivo, lo dispersa en el aire y contamina cientos de kilómetros de terreno. Eso es lo que hay. Y eso, aunque no lo digan, es lo que ya está ocurriendo.
Cuando Israel lanza ataques sobre instalaciones nucleares en… » ver todo el comentario
Da igual. No se le hizo caso entones, no se le hará caso ahora. Y dentro de 30 años se dirá lo mismo de Pablo Iglesias, entre ellos muchos que ahora lo desprecian de manera asquerosa.
Es la cárcel mental española. Y las clases dominantes llevan más de un siglo imponiéndola.
El problema no es la corrupción de los partidos o los jueces: el problema es el sistema que los hace posibles e inamovibles.
El problema es esta monarquía de latrocinio que tanto unos ladrones como otros defienden... porque es la que les avala y les hace impunes.
Ánimos y fuerza a todo el montón de madrileños que son gente normal. Vivir con estos vecinos debe ser agotador.
La guerra nuclear ya ha empezado. Y ni nos hemos dado cuenta. Nos han educado para temer a la bomba atómica como si fuera el dedo de Dios: un relámpago que borra ciudades del mapa en segundos. Hiroshima, Nagasaki, el hongo blanco, la luz imposible. Todo eso está grabado a fuego en la imaginación colectiva. Pero la bomba atómica, tal como nos la han vendido, jamás ha existido.
La humanidad no ha logrado nunca hacer estallar una masa crítica de plutonio ni de uranio. Punto. Lo demás es propaganda. Montaje. Efecto psicológico. Lo que se conoce como “bomba atómica” es otra cosa: una bomba sucia, una carga convencional sofisticada que revienta una cámara interior donde hay material radiactivo, lo dispersa en el aire y contamina cientos de kilómetros de terreno. Eso es lo que hay. Y eso, aunque no lo digan, es lo que ya está ocurriendo.
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Es la cárcel mental española. Y las clases dominantes llevan más de un siglo imponiéndola.
El problema no es la corrupción de los partidos o los jueces: el problema es el sistema que los hace posibles e inamovibles.
El problema es esta monarquía de latrocinio que tanto unos ladrones como otros defienden... porque es la que les avala y les hace impunes.