Hay un chiste maravilloso: “Señor juez, si amar es un delito, soy culpable en primer grado”. Y el juez responde “Cállese, que usted está aquí por conducir borracho”. Me ha venido a la cabeza durante la primera —y más larga— parte de la entrevista de Pablo Motos a Juan del Val. Juan del Val, ufano y coqueto, llega al plató y él y Motos se abrazan. Saluda al respetable. Se sientan. Motos, con cara de “mira la verdad que voy a soltar”, dice —atención— “Hablaremos de los escritores y las escritoras que no venden y te tienen envidia.