En el más puro estilo de una república bananera corrupta, los aranceles tienen, en muchos lugares, complicadas excepciones, exclusiones, y tratos especiales para empresas influyentes. Las aerolíneas tienen lobistas a mansalva y necesitan importar piezas y comprar aviones, así que el sector aeroespacial no paga impuestos. Apple y las telecos venden productos visibles, caros y que todo el mundo usa, así que los teléfonos móviles están exentos. Algunos aranceles son básicamente ficticios; a pesar de los iracundos insultos a Canadá (...)