Urano, el planeta que orbita de lado, ha sido desde siempre el bicho raro de nuestro sistema solar. Desde que la sonda Voyager 2 de la NASA lo sobrevoló en 1986, los astrónomos han lidiado con un misterio desconcertante: a diferencia de sus primos gaseosos Júpiter, Saturno y Neptuno, Urano parecía no tener una fuente de calor interna importante. Era, en apariencia, un mundo inerte y energéticamente muerto. Pero esa idea acaba de saltar por los aires.
|
etiquetas: nasa , urano , voyager 2