El humorista Wim de Bie le caracterizó a la perfección en un gag sobre los alcaldes liberales holandeses que esconden su absoluta falta de solidaridad tras una jovialidad a prueba de bombas. En 2010, De Bie volvió sobre el tema con un análisis de la risa de Rutte, asociándola con una falta total de vergüenza o autenticidad: “Una risa hueca”. En el fondo –concluía–, Rutte, campeón de la austeridad, se reía a mandíbula batiente del sufrimiento social que producían sus recortes.