España en verano es costumbrismo, postal y tópicos. Y el levante es nuestra bandera. Antes muertos que admitir que, en realidad, es un calvario. El Mediterráneo es una enorme sopa de miso. Huele a algas muertas y coco de bronceador caliente. La radiación lo quema todo, las fachadas, los toldos, la ropa tendida y la retina. Quema el suelo, la arena, el asiento del coche y la silla de hojalata del restaurante, la lata vacía de cerveza y la piel…