#2#1 Al poco tiempo de mi retorno del undécimo viaje sideral, empezaron a cundir en la prensa las noticias sobre la lucha competidora entre dos grandes fabricantes de lavadoras: Nuddlegg y Snodgrass.
Creo que fue Nuddlegg el primero en introducir en el mercado unas lavadoras tan automatizadas que separaban solas la ropa blanca de la de color, lavaban, escurrían, planchaban, zurcían, hacían dobladillos, marcaban con las iniciales del propietario primorosamente bordadas y adornaban las toallas con frases didácticas y edificantes, del estilo de ésta: «Vamos a la cama sin patalear, para que el robot pueda descansar», etc. Snodgrass reaccionó, saturando el comercio con lavadoras que componían cuartetos para bordar, adaptados al nivel cultural y exigencias estéticas del cliente. El modelo sucesivo de Nuddlegg bordaba ya sonetos: Snodgrass replicó con las lavadoras que animaban la conversación en el seno de la familia durante los intervalos del programa televisivo. Nuddlegg intentó torpedear esta escalada: todos recuerdan indudablemente sus anuncios a toda plana con el dibujo de una lavadora de ojos prominentes y fea sonrisa irónica con la leyenda que decía: «¿Quieres que tu lavadora sea más inteligente que tú? Tu respuesta sólo puede ser ¡¡NO!!» Sin embargo, Snodgrass, ignorando por completo ese propósito de recurrir a los instintos inferiores del público, presentó durante el trimestre siguiente una lavadora que, mientras lavaba, escurría, enjabonaba, restregaba, enguajaba, planchaba, zurcía, hacía media y conversaba, hacía al mismo tiempo los deberes escolares de los niños, establecía horóscopos económicos para el cabeza de familia y efectuaba, sin la ayuda de nadie, el análisis freudiano de los sueños, liquidando en un tiempo récord todos los complejos, incluso el de gerontofagia y parricidio. Entonces Nuddlegg no aguantó, desistió de su campaña moderadora y confeccionó el modelo de «Superbardo», una lavadora-poetisa dotada de una bonita voz de contralto, que recitaba versos, cantaba nanas, ponía bebés sobre los orinales, quitaba verrugas y decía a las damas piropos refinados. Snodgrass paró el golpe con una lavadora-conferenciante, bajo el lema: «¡¡Tu lavadora hará de ti un Einstein!!»
#17#33 Yo soy el primero en sacar las antorchas contra USA en general… PERO… esto es un formulario electrónico y el propio documento habla de pasar de web a app.
Lo del ADN me parece más un auto completar de “biometria” que algo que se pueda realisticamente esperar que pidan.
La foto, el iris y la huella ya lo capturan al entrar.
Las redes sociales siempre han tenido la libertad de pedírtelo al entrar. Pero obviamente a no ser que te tengan cruzado por algo… no van a perder el tiempo.