#9 ¿Por culpa de Atreyu? Qué poco te has leído el libro... fue Artax quien sucumbió a la tristeza y quien le pidió a Atreyu que siguiera sin él, pese a las quejas de Atreyu
—¡Ártax! —gritó Atreyu—. ¡No puedes abandonar ahora! ¡Vamos! ¡Sal de ahí o te hundirás!
—¡Déjame,—señor! —respondió el caballito—. No puedo soportar más esta tristeza. Voy a morir.
—Yo te sostendré, Ártax —le dijo al oído—, no dejaré que te hundas.
El caballito relinchó una vez más suavemente.
—No puedes ayudarme, señor. Estoy acabado. Ninguno de los dos sabíamos lo que nos esperaba. Ahora sabemos por qué el Pantano de la Tristeza se llama así. La tristeza me ha hecho tan pesado que me hundo. No hay escapatoria.
—¡Pero si yo también estoy aquí —dijo Atreyu— y no me pasa nada!
—Llevas el Esplendor, señor —respondió Ártax—, y te protege.
—Entonces te colgaré el Signo —balbuceó Atreyu—. Quizá te proteja también.
Quiso ponerle la cadena alrededor del cuello.
—No —resopló el caballito—, no debes hacerlo, señor. El Pentáculo te lo han dado a ti, y no tienes derecho a dárselo a nadie aunque quieras. Tendrás que seguir buscando sin mí.
—Ártax… —susurró estranguladamente—. ¡Mi Ártax!
—¿Quieres hacer algo por mí todavía, señor? —preguntó el animal.
Atreyu asintió en silencio.
—Entonces márchate, por favor. No me gustaría que me vieras cuando llegue el último momento. ¿Me harás ese favor?
Atreyu se puso lentamente en pie. La cabeza de su caballo estaba ahora medio sumergida en el agua negra.
—¡Adiós, Atreyu, mi señor! —dijo Ártax—. ¡…Y gracias!
#97 se la estaba jugando demasiado, y además ya lo iban reconociendo... vi algún video suyo, y el chaval los iba provocando, así que no me extraña que al final le hayan dado cera
#97 no, señor. Nadie se merece esto. Si todos nos tomáramos la justicia por nuestra mano, entonces las calles de Barcelona estarían llenas de manos amputadas de carteristas. Y esos que apalizan por un iphone estarían amontonados en la playa.
Se debe denunciar y seguir la vía legal.
Vuestra apología por la delincuencia común me alarma.
#48 El resto de paises hace lo que les manden y punto, espabila. Ni la OTAN ni Europa tienen nada que hacer en Ucrania más que empeorar las cosas y provocar más muertes para no quedar como loosers ante el planeta que es lo unico que les importa ahora mismo porque siginificaría el FIN de la OTAN.
Mientras tanto, la economía europea a la mierda por las sanciones a rusia y rusia avanzando sin parar, ampliando relaciones internacionales y poniendo a los BRICS en el Tablero del orden mundial. Estais hechos unos campeones...de la ignorancia.
Ahora tenemos más claro que no tienes ni idea de nada en gral y que vas soltando mierda sin ton ni son sin entender ni de donde viene el conflicto ni nada en gral más allá de la rusofobia impostada a la turba facilmente manipulable.
#1 Ucrania tiene la guerra perdida, más valiera una negociación por una paz, los frentes de Ucrania están a punto de colapsar. Se podrían evitar muchas muertes y conforme pase el tiempo va a ser peor para Ucrania. Ya está destruida, pero la continuidad es llevar la tragedia más lejos
#2 realmente madurar un poco, he jugado pero hay mil cosas mas que puedes hacer como adulto y seguir necesitando la consola el dia 1 es un poco de crios, no digo que no puedas jugar pero hay que tener prioridades
—¡Ártax! —gritó Atreyu—. ¡No puedes abandonar ahora! ¡Vamos! ¡Sal de ahí o te hundirás!
—¡Déjame,—señor! —respondió el caballito—. No puedo soportar más esta tristeza. Voy a morir.
—Yo te sostendré, Ártax —le dijo al oído—, no dejaré que te hundas.
El caballito relinchó una vez más suavemente.
—No puedes ayudarme, señor. Estoy acabado. Ninguno de los dos sabíamos lo que nos esperaba. Ahora sabemos por qué el Pantano de la Tristeza se llama así. La tristeza me ha hecho tan pesado que me hundo. No hay escapatoria.
—¡Pero si yo también estoy aquí —dijo Atreyu— y no me pasa nada!
—Llevas el Esplendor, señor —respondió Ártax—, y te protege.
—Entonces te colgaré el Signo —balbuceó Atreyu—. Quizá te proteja también.
Quiso ponerle la cadena alrededor del cuello.
—No —resopló el caballito—, no debes hacerlo, señor. El Pentáculo te lo han dado a ti, y no tienes derecho a dárselo a nadie aunque quieras. Tendrás que seguir buscando sin mí.
—Ártax… —susurró estranguladamente—. ¡Mi Ártax!
—¿Quieres hacer algo por mí todavía, señor? —preguntó el animal.
Atreyu asintió en silencio.
—Entonces márchate, por favor. No me gustaría que me vieras cuando llegue el último momento. ¿Me harás ese favor?
Atreyu se puso lentamente en pie. La cabeza de su caballo estaba ahora medio sumergida en el agua negra.
—¡Adiós, Atreyu, mi señor! —dijo Ártax—. ¡…Y gracias!