Licenciado en Todología por la Universidad Politécnica de Valencia, la superior, la de cinco años, no la de peritos. Doctor en Cuñadismo Avanzado. Nostálgico de una Valencia que ya no existe. Mitad hombre, mitad bakala, todo meneante.
En menéame desde agosto de 2018
menéame
A nivel físico, empiezas a notar por primera vez los achaques de la edad: pérdida de masa muscular y ósea, presbicia, arrugas, caída de cabello, canas, etc. Ves en el espejo que ya empiezas a ser mayor y, si no te cuidas, el declive es rápido. Por eso a muchos nos da por hacer bici, maratones o triatlones.
A nivel social, el ocuo de los niños (el que los tiene) consumen prácticamente todo tu tiempo libre. Tus amistades suelen ser los padres de sus amigos. Si tienes suerte de caer en un buen grupo, genial, si no, pues a aguantar. Ves que apenas quedas con tus amigos de toda la vida porque “vamos muy liados todos”. Esta carga mental del cuidado de los hijos pasa factura a las parejas. Si no se cuidan, hay mucho riesgo de ruptura, con todo el trauma que ello conlleva.
Y, por último, pero no menos importante, es la década en la que mucha gente pierde a sus padres. Es biología, nadie vive eternamente, pero da igual la edad a la que te llegue ese varapalo, siempre duele.
Por eso creo que en la década de los 40 se junta un cóctel explosivo que a veces se extiende hasta mediados de los 50, sobre todo si has tenido hijos tarde. Si los has tenido pronto, es probable que remontes antes en esa U de la vida.